Día 1: Entre tanto gigante me siento enano

Érase una vez… 

Este cuento que os vamos a contar hoy es de los que no necesitamos leer, de los que conocemos con todo lujo de detalles y somos capaces de recitar de memoria. Llevamos ya varios meses preparándonos para contar este primer cuento, que siempre es el mismo y de alguna forma siempre cambia. 

Este es el cuento de un primer día de campamento. Era 1 de julio del año 2025, el día comenzó muy temprano, en la parroquia de Las Fuentes en la que había un revuelo inusual para un martes. A las 8:45 empezaron a llegar los catequistas. Habían trabajado hasta tarde el día anterior para ultimar detalles y se les notaba en las caras de sueño, pero trabajaban sabiendo que era el último empujón antes de vivir lo que tantos meses llevaban preparando. Cuando estuvieron listos habiendo terminado de preparar todo con mucho cariño, por fin llegaron los protagonistas del cuento, ¡los niños y niñas del campamento!

Siguieron los trámites previos a cualquier campamento y aprovecharon la alegría y el calor de su reencuentro para celebrarlo con nuestro otro gran protagonista, el Señor. Después de una preciosa celebración de la Eucaristía en la que la emoción era palpable, llegó el momento de partir. 

El viaje fue largo, pero iban todos con tantas ganas que casi sin darse cuenta aparecieron en Corporales. Un pequeño pueblo de León en el que se dispondrían a pasar los siguientes 13 días. Su primera misión sería hacer de ese lugar su hogar, por lo que comenzaron instalándose.

Se volvieron a juntar todos por la llegada de un extraño invitado, él andaba muy preocupado pensando en alto sobre la bronca que le acababa de echar su madre, balbuceaba cosas acerca de una vaca, unas semillas… Apenas se le entendía, pero vaya semillas, de no ser por las semillas nada de esto hubiese sucedido. Porque Jack plantó las semillas y de inmediato comenzó a crecer una planta gigante. No cabiendo en sí de asombro todos le siguieron y escalaron hasta llegar al mundo de los cuentos. ¡Menudas vistas! Habían llegado a un nuevo mundo, familiar, pero desconocido. Debían explorarlo para conocerlo. Durante la exploración aprendieron algunas de las normas que hay en el mundo de los cuentos para la convivencia de todos y se comprometieron a seguirlas. ¿Qué podía salir mal?

Al caer el sol nuestros protagonistas empezaron a oír algunas voces, aunque al principio no las reconocían, ¡eran sus personajes de cuento favoritos!, pero parecían preocupados. “¡Qué de niños! ¿Os habeis fijado?” dijo el primer cerdito, “¡Es verdad! Pero, ¿de dónde habrán salido? ¿acaso ha entrado en este reino algún cuento nuevo?” contestó el sombrerero loco, “El consejo nos habría avisado. Solo espero que no sean la merienda de los gigantes de mañana, con las caritas que tienen, seguro que son buenos. Me daría mucha pena.” añadió el gato con botas. Pusieron a los niños al día, les contaron que en el reino de cuentos conviven personajes y gigantes, que Jack se había metido en problemas con uno de ellos y cómo en su huída había talado la enredadera para que el gigante no le persiguiera dejándolos atrapados. 

Estaban metidos en un buen lío, si los gigantes se dieran cuenta de que hay niños en el mundo de los cuentos no dudarían en comérselos . Con ayuda de los personajes y algunas pistas que les dejaron, nuestros protagonistas fueron esquivando a los gigantes hasta que se encontraron con Blancanieves. Qué pena sintió Blancanieves de nuestros pequeños, le parecieron tan jóvenes y talentosos que decidió darles una oportunidad “En mi cuento hay hueco de sobra” dijo, “no os preocupéis, os haré invisibles a sus ojos”. Y se lo tomó muy en serio, porque hizo a los niños pequeñísimos, diminutos, enanitos. A cada uno según sus virtudes los clasificó con el mayor cuidado posible para que pasasen inadvertidos. Unos serían sabio, otros feliz, gruñón, mudito, olvidón, tímido, mocoso, glotón y torpe. Les dijo que era muy importante que respetasen sus grupos y que obedeciesen a los enanitos oficiales para que no les causaran problemas los gigantes. Así que suponemos que eso harán nuestros personajes, pero lo tendremos que descubrir en el cuento de mañana.

Después de ponerse en manos de la Virgen se aventuraron a lo que parece una noche movidita.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Un abrazo a todos y hasta mañana.

4 respuestas a “Día 1: Entre tanto gigante me siento enano”

  1. ¡Ya estamos de vuelta!

    Sin duda desde el otro lado será francamente emocionante ir pasando las páginas de este cuento que ya habéis empezado a escribir.

    Toda nuestra energía y cariño desde este lugar tan tan lejano como es Madrid.

  2. Como echábamos de menos ese despertar y tener noticias vuestras!!!….este año promete ser apasionante en el mundo de los cuentos!!!!!…..disfrutad!

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