Era ya 4 de Julio y en el mundo de los cuentos el día comenzaba con música, como era ya costumbre. En este día particular la música sonaba como con graznidos de fondo. Al salir de sus respectivas habitaciones, nuestros pequeños protagonistas descubrieron que habían recibido la visita de tres osos, dos de mayor tamaño y un pequeño osito, por otro lado había una niñita rubia, que no tardaron en identificar como ricitos de oro. Sabiendo ya de qué iba la historia de este día particular, se dispusieron a desayunar. Cogieron muchas fuerzas para la aventura que hoy les esperaba, ¡se iban de excursión!

Prepararon todo a prisas intentando no dejar nada y se montaron en el bus, alguno no pudo evitar cerrar el ojo en la tranquilidad de la carretera y reponer las fuerzas perdidas en las aventuras de los días anteriores. 

La llegada a Astorga fue según lo esperado y separados por grupos obedeciendo la petición de Blancanieves se dispusieron a descubrir la ciudad. Tuvieron oportunidad de hablar con astorganos y conocer lugares tan emblemáticos como el palacio de Gaudí, la Iglesia de Santa Marta o el hospital de San Juan Bautista. 

Después de mucho patear tuvieron hambre, y sintieron haber dejado a los tres ositos en Corporales, porque en el mundo de los cuentos tienen mucha fama por ser los mejores cocineros de sopa. Pero les esperaba un bocadillo que aunque no fuese famoso les supo a gloria.

Por haberse portado tan bien durante la mañana, al llegar la tarde los enanitos jefes premiaron a nuestros niños y niñas con el derecho a pasar la tarde con sus amigos. Todos estaban felices hablando de las cosas que iban a comprar y las chuches que se iban a tomar. 

A muchos les hubiese gustado que esa tarde fuese eterna, pero llegado el momento tuvieron que subir al bus y regresar a casa. De regalo volvieron con dos enenitas jefas recién llegadas y un enanito jubilado que había ido de visita.

Por desgracia en el camino de vuelta el autobús nos dejó tirados por un fallo mecánico. Pero al mal tiempo, buena cara, así que utilizamos las horas que nos regaló la espera para cantar canciones típicas de campamento y jugar juegos de círculo todos juntos. Muy contentos de subirnos al autobús, esta vez no arrancamos hasta rezar un Padrenuestro, por lo que pudiese pasar y aprovechamos para pedir por nuestro conductor Pedro. Ya llegamos sin más susto.

Después de asearse y recomponerse del día con una cálida cena, se sintieron atraídos por el riquísimo olor a sopa hasta una cabaña. Allí se encontraron con ricitos de oro, les dijo que les había seguido hasta Astorga y había vuelto sola, estaba muerta de hambre y de frío. Como todavía le quedaba un buen trecho de vuelta a Corporales les pidió ayuda para colarse de nuevo en casa de los osos, aterrada por no recordar el interior, y coger un poco de su sopa, esta vez sin dejar rastro. Nuestros niños, empatizando con la niña hicieron todo lo posible por ayudarla. Primero recorrieron todas las estancias equipándose para la huida. En la huída todo lo que podía salirles mal les salió mal, se fundió la bombilla del salón haciéndoles imposible llegar hasta la puerta, se encharcó el suelo, se encontraron a los osos medio dormidos en su dormitorio… Pero los contratiempos no frenaron a nuestros niños, que muy concienzudamente se habían preparado para afrontar todas las situaciones y consiguieron sacar a ricitos de oro de la cabaña.

Un poco alterados por los trasiegos del día nos dispusimos para que se fuesen a dormir poniéndose antes en manos de María hablando del hogar que tenemos en casa y del hogar que buscamos tener también en el campa.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Muy buen inicio de finde a todos y hasta mañana.