Día 11: Corazón de plomo

Otro día más nos levantamos entre los árboles, con un cielo un tanto cubierto que poco a poco se fue despejando como nuestros niños. Casi sin darnos cuenta hemos llegado al día 11 del campamento y ya estamos rozando el final.

Y con este día comenzó la historia de un Soldadito de Plomo, firme, aunque tenía una sola pierna, enamorado en secreto de una delicada Bailarina de papel. Una historia de fidelidad, perseverancia y amor silencioso que tocó el corazón de todos. En la catequesis pudimos aprender a ver lo vulnerables que somos y lo que realmente es la humildad, aprender que siendo humildes podemos acercarnos más a Dios. Tras aprender esto y escuchar la historia del Soldadito de Plomo, sin darse cuenta, pasaron a ser ellos los protagonistas de la historia, pasaron a vivir esta historia en sus propias carnes. 

Por la tarde, con churros, globos de agua y sombreros de periódico, se convirtieron en navegantes valientes, embarcados en una misión: ayudar al soldadito a reencontrarse con su bailarina. Cada equipo formaba un barco y, con fuerza, trabajo en equipo y muchas carcajadas, recorrieron mares imaginarios, saltaron obstáculos, se enfrentaron a peces gigantes, tormentas y hasta ¡hicieron banderas nuevas con sus propias manos!

Cada prueba era una aventura, cada caída, una oportunidad para levantarse. Y entre carreras, agua, gorros y canciones, el juego se convirtió en una lección sin necesidad de palabras: la vida, como el viaje del soldadito, está llena de retos, pero cuando se camina con amor, constancia y buenos compañeros… siempre se encuentra el camino de regreso.

Y cuando el día caía suavemente sobre el campamento,los niños se preparaban para emprender otra nueva aventura. Por la noche, la historia continuó, el soldadito debía volver al mar. Pero esta vez, no iba solo. ¡Tenía una flota entera de marineros valientes dispuestos a defender su reino!

En una velada llena de retos y exigencias, los niños jugaron a “Hundir la flota”. Eran capitanes, comandantes, defensores de su escuadrón. Cada movimiento contaba, cada decisión tenía peso. 

Así terminó el día 11. Con los corazones llenos de plomo, no por ser pesados, sino por ser fuertes. Porque hay días que no solo se viven, se recuerdan. Y este será uno de ellos.

2 respuestas a “Día 11: Corazón de plomo”

  1. ¡Os mandamos muchos besos en estos días de recta final!

    Deseando escuchar todas estas historias de cuentos en directo, como bien decís, estáis creando recuerdos imborrables.

    ¡A disfrutar de lo que queda!

  2. Bnos días, no sé si cada día os superais más con el cuento o con la forma d contárnoslo, pero a mí, q lo sepáis, cada día me sacáis una sonrisa ya desde x la mañana temprano, solo d imaginaros haciendo y preparando los materiales, desarrollando la aventura…sois/somos unos afortunados, acampados, monitores, sacerdotes y familias x tener este tiempo, q ya se va acabando, de disfrutar cada uno desde Ntro lugar de amigos, compañeros, leyendo las narraciones, viendo las fotos, haciendo las oraciones, y como nexo d unión, no lo olvidemos, conocer más al Padre q nos enseña, a través d Jesús y d la humildad d María, el camino a seguir. Disfrutemos d lo poquito q va quedando….y GRACIAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.