Érase una vez, en un rincón escondido entre montañas y campos verdes, un campamento lleno de vida despertaba con los primeros rayos del sol. Aquel día, sin saberlo aún, nuestros pequeños protagonistas iban a descubrir que incluso entre juegos, risas y chapuzones, Dios también tiene algo que enseñar.
Tras la oración y el desayuno, la jornada continuó con una catequesis, en la que conocieron a San Pablo, que comparaba a la Iglesia con un cuerpo en el que cada parte, por distinta que sea, tiene un lugar insustituible. Y así, hablando de talentos, carismas y la Virgen María, entendieron que todos tenemos un regalo especial que ofrecer, y que juntos formamos algo más grande que nosotros mismos: una familia unida por la fe.
Después vino el momento del deporte y la piscina, donde después de un caluroso esfuerzo, pudimos darnos un chapuzón. En la piscina no cabía nadie más, hemos podido jugar y disfrutar y sobre todo refrescarnos que falta hacía (a alguno le han salido escamas…)
Tras una mañana frenética y en la que hemos gastado mucha energía tocaba reponer fuerzas. Con el estómago lleno, tocaba el mejor momento del día tanto para monitores como para niños, el ansiado y famosísimo TALLER DE RELAJACIÓNNN!!!!!
Pero la verdadera aventura llegó por la tarde con un juego que parecía salido de un cuento: «El mercado de las provisiones». Las cigarras y las hormigas tomaron forma entre disfraces, canciones y desafíos ¿Debemos pasarnos el día divirtiéndonos o es mejor preparar el invierno con trabajo y esfuerzo? Fue una tarde de retos, intercambio, cooperación y mucho compañerismo. Y, como en toda buena historia, el final fue una enseñanza: que la clave no está en elegir entre una cosa u otra, sino en aprender a equilibrar trabajo y diversión, como también debemos hacer en la vida.
Y cuando la noche cayó, con el cielo estrellado como techo, comenzó la vida dentro de “El Hormiguero”. Un gran tablero, cartas mágicas, desafíos inesperados… y nuestros pequeños caminantes, ya transformados en valientes hormigas y cigarras, lucharon por sobrevivir al invierno a base de estrategia, trabajo en equipo y mucha ilusión. Algunos perdieron recursos por culpa de la traviesa araña, otros encontraron reservas secretas de comida, y todos, sin excepción, vivieron la emoción de avanzar juntos, casilla a casilla, hacia un final que celebraba la unidad, la generosidad y la alegría de compartir.
Cuando el silencio de la noche se hizo más profundo, cada niño volvió a su cama con una sonrisa cansada pero con el corazón muy lleno. Quizá no sepan todavía que en este segundo día han aprendido a mirar al otro con más amor, a valorar el esfuerzo y a confiar en que, como María, cuando caminamos juntos y ponemos nuestros dones al servicio de los demás, Dios hace maravillas.
Y así, entre juegos y oraciones, el segundo día del campamento llegó a su fin… pero la historia continúa mañana.





















3 respuestas a “Día 2: «Trabajo o diversión, una complicada decisión»”
Gracias por compartir ese «juntos somos más» y ese equilibrio de «trabajo y disfrute» con nosotros!…importantes enseñanzas para traer de vuelta a Madrid….
Esperemos que las tormentas os dejen disfrutar de los chapuzones en la piscina!
Abrazo fuerte!!!!
Qué maravilla despertarse y leeros, ver vuestro esfuerzo y dedicación, y ver las caras de los niños de disfrute.
Siempre GRACIAS y que Dios os bendiga.
Qué gusto veros disfrutar a todos!! A ver si mañana tenemos más suerte y puedo ver a mi hijo que debe estar escondido 🙂
Seguid disfrutando!!