Amaneció la mañana del 10 de julio, cada día costaba un poco más despertarse, se notaba que ya estaban en la recta final y flojitos de energías, pero aún quedaban aventuras por vivir así que aun cansados se levantaban expectantes pensando en qué les depararía el día, si conseguirían los puntos que necesitaban, con quién se encontrarían… El primero con el que se encontraron fue con un pequeño patito triste y con algunos patitos más grandes metiéndose con él, pobre patito feo.
La mañana transcurrió como de costumbre. En catequesis hablaron sobre la virtud de la obediencia, una lección importantísima que los enanitos jefes igual hubiesen agradecido que llegase algún día antes, pero por suerte estos niños son muy buenos y tampoco les daban mucho problema. Hablaron de los momentos de la vida de Jesús y de María en qué tuvieron que ser obedientes, lo difícil que puede llegar a ser obedecer y la responsabilidad que tienen tanto el que manda como el mandado. Los narradores esperamos que esta reflexión que se llevaron sea también útil en el futuro.
Como ya habían tenido tiempo para conocer y acostumbrarse a sus pequeñas familias de campamento, ya sabían trabajar como equipo, así que los deportes se convirtieron en pura estrategia. Todos querían aprovechar sus últimas oportunidades de conseguir puntos. Así que lo dieron todo en la pista. Menos mal que luego les esperaba como de costumbre un baño refrescante para rehidratarse.
Después de comer en el taller de los enanitos estaban todos muy ocupados con la prensa del mundo de los cuentos, buscando hacer las entrevistas más reveladoras, los artículos más interesantes y los juegos mentales más enrevesados. De la misma forma todos nuestros niños se pusieron sus gafas de periodistas e hicieron un trabajo muy concienzudo para publicar la mejor versión posible del periódico.
Por fin llegó el momento de ayudar al pobre y torturado patito de por la mañana. Cuando llegó a su encuentro les contó que su mamá pato le había acogido cuando era pequeño, pero que él no era como sus hermanos patos y ellos siempre se metían con él, porque no era de un color brillante, era bajito y encima no podía ni planear. Los niños muy conmovidos por su historia decidieron crear de alguna forma un artilugio que ayudase al patito a volar. Se pusieron manos a la obra, primero reunieron el material disponible para después echarle mucha imaginación y poder presentar un invento funcional. Tendríais que haberles visto, están hechos unos artistas, Leonardo Da Vinci estaría orgulloso de ellos, o lo que es más, el mismísimo Gepetto.
Antes de que se dieran cuenta de que el pato ya se había ido, recibieron una carta de agradecimiento.
Decía:
“Gracias por haberme ayudado esta tarde. Vuestra generosidad y esfuerzo han hecho posible lo que antes parecía imposible: he conseguido volar junto a mis hermanos, sintiendo el viento en mis alas y viendo nuestro hermoso lago desde lo más alto. No tengo palabras para expresar lo feliz que me habéis hecho.
Pero ahora, necesito vuestra ayuda una vez más… y esta vez es aún más urgente. Algo terrible ha sucedido en el lago.
Algunos patos han comido un alimento contaminado y han comenzado a mostrar síntomas extraños, enfermedades que ni siquiera yo puedo comprender. Están comportándose de formas que nunca había visto antes: unos no pueden dejar de temblar, otros ven todo al revés, algunos ni siquiera reconocen a sus propias familias… ¡Es un desastre!”
Esto si que no se lo esperaban, primero periodistas, después inventores y ahora médicos. Se fueron corriendo al encuentro de todos los patos y con mucho cuidado de no contagiarse de nada extraño hicieron un examen rápido pero preciso para poder diagnosticar a cada uno de ellos, se encontraron con enfermedades de lo más inusuales, como el pato con síndrome del eco en el lago, que se estaba volviendo loco buscando al pato que repetía todo lo que decía o el pato con el síndrome de celebridad acuática al que la falsa fama se le había subido a la cabeza.
Menudo día de desarrollo laboral y de demostrar que son capaces de enfrentarse a cualquier reto que se les plantee. Acabaron el día contándole todo lo que habían vivido a la Virgen y muy cansaditos se fueron a dormir.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Un abrazo a todos y feliz viernes.


















2 respuestas a “Día 10: Velázquez yo soy CUApa”
Bnos días, q alegría volver a saber d vtros, conocer esos cuentos en los q les hacéis participar d forma activa y vivirlos desde dentro, esos talleres en los q dan todo, q alegría sentir q sacáis d ellos lo mjor q tienen y q quizás no sabían y q alegría esas catequesis y oraciones q les sirven tanto a ellos como a ntros….seguro q algo queda, el Señor se vale d vtros xa acercarse a todos ellos y a través d ellos a ntros.
GRACIAS,
Que alegría volver a saber de vosotros!!!….estáis exprimiendo cada momento al 200%….disfrutad que queda poco para la vuelta a la realidad….jeje…