Día 7: ¡Qué no te crezca la nariz!

Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio San Fermín… Después de tantos días aprendiendo cosas del reino de los cuentos, llegó el momento de que el reino de los cuentos aprendiese alguna tradición humana y es que los campistas de las fuentes ya tienen muy arraigado el encierro con el que este, como todos los años, amanecieron el 7 de julio. Todo el campamento se puso a correr, pero cuando preguntaron a cierto niño si él también había cumplido, dijo que sí y le creció la nariz al menos 10 centímetros, no le habían reconocido hasta entonces, pero Pinocho había ido a despertarles esa mañana. 

La mañana transcurrió de forma habitual, desayuno, oración de la mañana y responsabilidades, que por algún motivo que no logramos comprender tiene fama de ser el momento menos favorito de todos, con lo que les gusta a estos narradores limpiar un baño después de que hayan pasado cuarenta personas…

A media mañana, como casi todos los días, nuestros protagonistas se separaron por edades y se fueron con sus respectivos catequistas. Profundizaron en la virtud de la alegría, reconociéndola en las pequeñas cosas, en sus propios actos, en los detalles que tiene el Señor con ellos y en los que tienen ellos con los demás y reconociendo su único posible origen en Cristo.

Continuaron con los deportes y habiéndose esforzado al máximo por conseguir puntos para su grupo de enanitos. Después nuestra novata Inés nos ha animado con una clase de zumba pasada por agua que se ha convertido en una épica batalla de globos de agua.

Estuvieron de celebración en la comida, pues era el cumple de uno de nuestros enanitos jefes. Todos felices de celebrar con Javi su día y de tomar chuches en su honor.

En el taller de los enanitos tocaba hacer llaveros, pues los pobres no dan a basto con el trabajo y pierden las llaves todo el rato. Para hacerlos cogieron piedras sacadas de la mina y con cordón fueron envolviendo cada una hasta dejar todo bien unido y conformado. Al final hicieron de más así que nuestros protagonistas se quedaron muy satisfechos pensando en que los llevarían a sus casas.

Después de un trabajo bien hecho apareció el bueno de Gepetto para premiarlos con una rica merienda preparada por él con mucho cariño. No podía prever el efecto que tendrían sus donuts pues después de tan solo un bocado todos los niños quedaron convertidos en marionetas de madera. Gepetto aterrado invocó al hada azul y le suplicó que hiciese a los niños de verdad de nuevo. Ella le explicó que para conseguirlo debían demostrar que eran merecedores de convertirse en niños reales, demostrando tener valentía, generosidad y verdad. Aunque oliendo una oportunidad de negocio aparecieron por ahí el Zorro y el Gato, esos maleantes no lograron su cometido puesto que nuestros protagonistas contaban con la ayuda de Pepito Grillo. Demostrando ser merecedores de la magia las marionetas superaron el reto y volvieron a ser niños de verdad. Menudo alivio sintieron los enanitos, no estando preparados para explicar por qué ya no había niños.

Por todas las molestias ocasionadas, después de cenar, todos recibieron una invitación para asistir al Gran Teatro de Stromboli. El dueño les recibió eufórico y les presentó a sus grandes artistas, “Y ahora que conocéis a toda la compañía…” dijo sin que nadie esperase la propuesta que venía después “¡Es vuestro turno! Seréis divididos en equipos y participéis en las pruebas más grandiosas, musicales y emocionantes que hayáis vivido jamás. Cantaréis, competiréis, reiréis… ¡y solo uno de los equipos será coronado como los nuevos artistas oficiales del Gran Teatro! ¡Afinad vuestras voces, soltad vuestros cuerpos… y que comience el FUROR DEL GRAN STROMBOLI!” En una batalla épica de voces, imaginación y carisma, los grupos de enanitos demostraron quiénes merecían ser los siguientes artistas revelación del teatro.

Después de un día de tanta tensión no tuvimos mejor forma de acabar que despidiéndonos de la Virgen y reflexionando sobre lo vivido.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Un abrazo grande a todos, mañana más y mejor.

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