Día 3: Mil y un secretos

Amanece un día nuevo en el mundo de los cuentos… En este, nuestro reino, una nueva aventura les esperaba a nuestros protagonistas.

Hoy, al despertar, aún con las legañas en los ojos, los niños han sido recibidos por unos ladrones… ¡Si, unos ladrones! Resulta que esta noche el famoso grupo conocido como “Los cuarenta ladrones” ha decidido hacernos una visita.

Por suerte, nuestros pequeños aventureros consiguieron despistarlos rápidamente y pudimos ir a comenzar el día con la oración y el desayuno. 

Tras esto, llegó el momento de la catequesis. El día de hoy tocaba un tema muy especial: la gracia de Dios. A pesar de ser una idea un poco difícil de entender nuestros ingeniosos catequistas tenían un as bajo la manga y han explicado el tema mediante una divertida dinámica con títeres, en la que representaron situaciones cotidianas de desobediencia y luego las repitieron actuando como Jesús querría. Así entendieron que la gracia es tener a Dios en el corazón, guiando nuestras acciones hacia el bien.

Para continuar con nuestra divertida mañana tocaban los deportes y la piscina, ¡donde hemos tenido una gran novedad! Nuestra novata Inés nos ha regalado una magnífica clase de aquagym que ha encantado a los protagonistas de nuestra historia y a todos los monitores.

Antes de emprender nuevas aventuras, nos vimos en la obligación de parar un poco el ritmo para poder sentarnos a escribir todas las noticias que han ocurrido durante todos estos días en nuestro reino. Esto ha sido posible gracias a la magnífica labor de nuestras apreciadas escritoras, Andrea y Marta, que han tenido la paciencia y la habilidad de enseñar a las nuevas generaciones de escritoras.

Por la tarde, los niños se convirtieron en intrépidos exploradores en el legendario castillo de Ali Baba. Todo comenzó con una visita guiada que, poco a poco, se fue transformando en una aventura llena de misterio: tras escuchar la historia del humilde leñador que descubrió un tesoro maldito, los pequeños turistas de este mundo de fantasía se lanzaron a recorrer el campamento en busca de monedas escondidas, esquivando a los temibles fantasmas que intentaban atraparlos. Entre ellos, tuvieron que colaborar, rescatar a sus compañeros capturados ¡y localizar al mismísimo espíritu de Ali Baba!

De pronto casi en un abrir y cerrar de ojos era la hora de cenar y se acercaba la velada. En esta, se adentraron en la legendaria cueva de los ladrones de Ali Baba. Allí, entre sombras y ecos antiguos, los espíritus de los ladrones —que aún custodian su tesoro con trampas y desafíos— les pusieron a prueba con retos llenos de astucia, equilibrio, memoria y trabajo en equipo. A cambio de superar cada desafío, los pequeños conseguían monedas, que podían usar para comprar llaves mágicas y escapar de la cueva antes de quedar atrapados para siempre. Pero había un peligro más: los fantasmas enfadados vagaban entre los pasadizos y robaban monedas a quienes no pasaban con el cuidado y el respeto que exige una cueva encantada. Fue una noche misteriosa y emocionante, donde los niños demostraron valor, ingenio y compañerismo para salir triunfantes de una odisea que no se les olvidará jamás.

Por suerte, todos los equipos consiguieron escapar de la guarida de Los cuarenta ladrones y, como es tradición, decidimos poner fin a un día tan ajetreado y divertido poniéndonos en presencia del Señor y dándole gracias por todas las aventuras que nos está brindando este viaje por el Reino de la Fantasía y todas las cosas que estamos aprendiendo.Y colorín colorado, el tercer día se ha acabado… pero la historia continúa ¿A qué aventura tendrán que enfrentarse nuestros intrépidos visitantes en el Reino de la Fantasía el día de mañana?

2 respuestas a “Día 3: Mil y un secretos”

  1. Chicos un año más, os salís…..
    Creo q si tienen q ver la gracia d Dios en cada uno, pueden miraros a vtros q sois buen ejemplo d como la entrega a los demás, en todos los sentidos, puede llegar a hacer feliz al prójimo.
    Ojalá q poco a poco tanto las catequesis como la convivencia día a día, les vaya haciendo crecer

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